sábado, 16 de febrero de 2019

Constelación



El día se va enterrando  dócilmente
en la profunda estática del crepúsculo,
Existo, entre muchos que acudieron
con ojos arenosos a desbordar el llano.
Propietaria de cuanto yo vinculo,
en tu respiro disuelves mi empeño,
refugio encendido de mis labios
en ti se ahogan los pálidos espacios de frialdad y muerte.
Tú descubres el rastro del aspecto y la sangre,
poseedora del cariño con el que la luz besa,
siempre con el corazón en la boca.
Instintos vigilantes traspasan la reserva,
se esparcen hasta el horizonte que aclara la tierra,
oh amor con tu figura de brote y astilla
licua mi imagen de aspecto prudente
y pon el sabor de tu nombre en mi alma,
bajo estas nubes que se han quedado mudas del caudal
que suele correr por el valle.
Fragancia penetrante de mujer
llevas en las manos apretadas la enceguecedora,
atrayente libertad del regocijo,
destílame a gotas el despuntar de la vida
por cada uno de mis recovecos,
el fluido de la piel nos inunda y se nos semeja,
como nos semejamos a lo inacabable,
existo desde mí hasta tus manos,
como raíz sustentada del suelo
me elevo a cada sustancia a cada destello
del universo que surge de tus iris ígneos,
tu aliento sincopado y despierto
abraza mis pupilas suspendidas
en el centro de la constelación,
floto en ti como un barquito de papel
en medio de la calma.  


                               Foto propia, en medio de Mar de Copas




 

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