Un rubio tenaz como la marcha del día
colma la tierra hasta sus lindes azules,
esta tibia mañana se pone los zapatos
con los que se anduvo ayer.
Voluntad: esa taza de café pasado hoy
a gotas de sudor y paciencia.
Amo la vida y disfruto vivir
a la intemperie donde se propaga
el color libertad y algunas sombras
de inspiración sin salvas ni aplausos.
En medio, un ramo de Hortensias.
Saber más no me hace, me habita
un siervo insatisfecho y con dolor.
No soy ni ayer ni mañana, a tiempo amaneció,
madurado por los trinos verdes, gruesos
y todo aquello que no se quiere oir.
Tengo sed del destello miel que abate
el desconcierto del crujiente precipicio.
Detento al niño que sale de él mismo
y con sus manos escribo con el alma en la boca
hasta escuchar la sonrisa silenciosa del universo
que escapa a los escombros del futuro.
Nadie posee tu pulso de cereal
ni la fuerza de los pasos que son empuje,
siempre simple empeño hacia adelante,
tampoco la luz que extirpa vida a la muerte.
Has aceptado mi rendición sin ínfulas
y entre labios y astromelias nos regalamos el presente.
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