miércoles, 30 de septiembre de 2015

Versos húmedos


Quizás  vivo en una patria

cuando la patria es vivir

en medio de muchos  límites.

Tal vez solo estoy hundiendo

los pies en el mar o

en la ventisca primaveral.

Oh cielos, a ratos despejados,

de rayos color arco iris

olorosos, silentes, espinosos.

No puedo empuñar la niebla

aunque suene la guitarra mora,

ni tocar el pulso de tus pies claros,

andariegos incansables.

Tú mujer eres mi tierra, mi nación,

mi procedencia y mi prole,

el vaso que calma mi sed,

mi historia escrita y por escribirse

en gotas de sangre y sudor.

Me inunda tu fragancia de retama

hasta batirse en duelo con el alma,

mientras la cháchara alada

suena como violines enredados

en la mañana de pinos y manzanos,

se tejen las miradas por las cavidades

resbalosas y espumantes,

manos interceptadas

por las caderas de pétalos

sumergidos en aguas profundas.

Oh cabellera áurea-cobre

gobiernas los instantes tripulados

por insistentes desafíos. 

Tus ojos se fijan con empeño en la savia.

Tus ojos a través del tiempo

dispuestos a lo que pocos quieren,

Debo decir que por ellos, acepto,

regresar a la vida, a la casa común,

a la fidelidad, a los versos de aguacero.









































2 comentarios:

  1. ¡qué hermosura, Beto! Enhorabuena y gracias por tu dos que tan generosamente compartes.
    Abrazos sin orillas...

    Zaida Giles de Quirós ;)

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