lunes, 9 de octubre de 2017

Pupilas flotantes.


Al tiempo lo siguen cercenando las paredes
hasta el punto que ya no se llega a ver la verdad,
afloré exento, acertadamente preservado del desafecto,
somos la prolongación confitada de manos y bocas,
también la rebaja solidaria de nuestras obligaciones,
la cara afilada del polvo bajo los zapatos secos
con los que nos pisamos diariamente.
Mi alma está llena pájaros y árboles 
por eso canto con los ojos que remontan por la faringe,
tus costados, tus arroyos, tus residentes infinitos,
es simple notar la oscuridad y claridad desde el comedor 
de fango y luz prensados y un par de limones exprimidos,
a mi corazón escogido, íntegramente extraviado en el cielo
le acaricia una ventisca de espigas doradas, 
el amor es un abertura ilavable entre el agua y la mitad del pecho,
la exhalación del aire ahogado con menta y boldo,
rozo tus cabello con cariño y piernas relampagueantes,
a veces el amor es dos cuerpos incisivamente refractarios,
con estruendoso silencio río a media mañana,
nuestros dedos, veinte entre dos, no cesan de mirarse
mientras me hago un selfie y otro a la mitad del jardín
de los caminos que se bifurcan y se juntan,
el amor transcurre por los sutiles causes de la sangre
él nos mantiene a salvo del desastre,
me lo dicen tus pupilas flotantes en un mar reposado,
que con su lento vaivén frota lo que tengo, 
hablar de lo que tengo es lo mismo que hablar de lo que no tengo,
mejor entonces, frota lo que soy. 

                            Imagen tomada de la red



    
  



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