algo de coloratura se va quedando en el
camino
con las hojas muertas que los vientos
dispersan,
parece que ya nada le ocurre a las melodías,
la batería dejó a otro tiempo los tresillos
el bajo acaricia todas las figuras de
silencio
y las guitarras dejaron de acompañar los
versos.
un ratón con cola y sin orejas y un archivo
más frágil
que mi memoria, todos estos de polietileno,
son compañeros de quien ahora le ocurre
todo,
vaya lío en el que se ha metido el escritor
todos quieren leer lo que nadie hubiese
escrito
cuando todo ya está dicho en todos los idiomas
y en la misma mente que desea novedad,
él también camina por calles repletas de
vida
y si acaso se detiene en un paraje, es para
impregnarse
le gustan pocas cosas, mirar el cielo
nocturno y estrellado,
conocer la historia de sus antepasados, de
Tacna le viene
al galgo aquello de la libertad, las
fogatas bulliciosas de voces frescas,
una amistad especial a quien virtualmente
entregó el corazón,
ambos comparten el coro de la iglesia
inevitablemente de acuerdo,
sería inexacto decir que llevan una
relación discrepante,
al escritor le gusta tomar al toro por las
astas sin ser tayrosmákhomai,
cuánta vanidad en un solo escrito, piensa
el escritor, y yo evoco el Gloria de Giombini,
quizás el destino de ambos sea perderse inevitablemente
en un link del ciber espacio,
antes que un instante de mi se transfiera
en el otro, he de quedar en el escritor.
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