viernes, 1 de enero de 2016

Suspiros naranjas



El cosmos se propaga
a sabe quién dónde,
pero se reduce 
a mis manos
que te cubren
con la necesidad constante,
compañera agua y muerte,
incorporados en cada chispa,
resurrectos en un peldaño
de suspiros naranjas,
noche sangre, íntima misteriosa,
es momento de alzarse
y levantar el rostro
hacia tu nombre
o fallecer en el intento. 
 
Es tu ternura la que adjudica
en mis entrañas los regalos
del amanecer que vive
madrugada tras madruga.

Corta despedida
que ahnela tu boca, mi boca
suspendida de un hilo
de carne ágil con ojos
que se abren con destino,
ay amor, nos reciben 
dos mil dieciseis segundos
de toda una vida mientras
el cosmos se expade
a quién sabe dónde,
pero implosiona en mis manos.










 




 

 



 
 


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