miércoles, 1 de marzo de 2017

Garbanzos con acelga.


Marzo llegó gratamente
a mi ventana para calmar mi sed,
para fijar los márgenes,
para reconocer en tu mirada
la dulce sombra de árbol de balsa,
y el agua fresca que brota 
de tu perfil flor de sauco,
mi existencia es un presente
desde que vine al mundo,
y la tuya es un rehusar sensato,
la aurora irrumpe el cutis de la noche
con sus trinos agudos y sus ojos de mujer,
completa, coautora, astro veraniego,
recién bajadita del cielo,
con su corazón aún caliente,
amplio por sus pulsos,
con intenso aroma a acelgas
desde un fogón de lirios,
troto la luz de unas palmas calcinadas
un signo en la frente palanquea
lo que soy de esta secuencia de letras,
la eclipsada claridad se rasga
a través de tus soportes,
oh! garganta de fulgor y limo
pulverizado, atomizado,
todo el universo cabe en tu dorso
las gardenias se defienden en ti,
del intenso sopor del verano,
que bello lo que construyen tus manos
pero es aún mas hermoso 
tanto como la libertad,
lo que construye tu boca,
rosa azul, ¿acaso soy yo 
el que te acaricia con la conciencia?
¿quizás tu eres mi modo de regresar
luego de un atractivo letargo? 
amar es un crucero 
sin una erre, ni una tilde,
el pecho presto a dar unos volantines,
entre la máquina y los garbanzos,
entre la sutil calzada de la sangre
y tu arrojo de reparadora.





 




 


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