martes, 18 de junio de 2013

Mi valiente futuro


Le enseñé a leer en  mis miserias

¡cuánto lo amo!

cuánto vale el tiempo dedicado

en la delicadeza del viento

de un instrumento en do mayor sostenido.

Tuve el valor de enseñarle

-  aunque como todos -,

mi yo también temerario
en la dolorosa verdad

de una guitarra distorsionada.


Le enseñé a leer en mis ojos

cuán amargo puede ser el trago

que no me trago.


Tuve el valor de criar un hijo

a  tiempo completo

 y dedicación exclusiva,

le enseñé amar a su madre

como siempre... ausente,

y escribir los cifrados

con el fuego de las entrañas.

Le enseñé a llenar  vacíos

con las lluvias y los insectos

y  arcoíris y piscinas y skate and bike

y numerosas tardes a solas

y muchos viajes a cien kilómetros por hora

y la bajada del camello

y conocer los puntos cardinales

y encender  fogatas,

y  resolver ecuaciones

y  mirar las estrellas

y ambos descubrir

que a las cinco de la mañana

cruzan los cielos

los satélites móviles,

y a compartir todo.

¡Confieso que fue difícil!


Le enseñé los Andes profundos,

a llorar de dicha y reír de agotado

le enseñé a curar las heridas

profundas  en el andar clavadas

en  pie mi amor herido,

le enseñé a leer en su nombre

el centro del calendario

a ser honesto consigo mismo.

Sin preparación para ser padre

lo intenté y no fue un sueño,

él camina como un templario

de la orden que solo él y yo

sabemos. 

1 comentario:

  1. sublime mi amigo, testimonio de un verdadero hombre que hizo de su paternidad una autentica vocacion de amor.

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