miércoles, 26 de junio de 2013

Olvidos en una tarde otoñal



Guardo los recuerdos

que tejieron  un alba de invierno


en densa neblina,

muy cerca del casuarinas

del molle y el eucalipto,

olía muy sano,  sonaba mejor,

el gato seguía mis pasos

sólo con la vista,

y el pastor belga

no se apartaba de mí,

presentía la partida

primero él después yo.


Guardo celosamente

esperanza  en mis  

bolsillos

honestamente rotos

de hambre, de justicia,

de pausa definitiva,

de hojas vivas,

porque son hermosas

la victoria y las hojas

pero más aún

si están vacías las hojas.


Guardo los silencios

y son varios,

entre uno y otro

suenan indiferentes

 abstractos, abstraídos, indolentes,

¡Qué importa!

Guardo,  aguardo,
 atesoro en mí,

como impulso infinito,

de motivación creadora,

los olvidos en una tarde de otoño.


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