Primero que nada, me rehúso
a quedarme sin bosques ni ríos de agua fresca,
sin minutos para escribir, sin libros y sin libres,
sin algo que perder,
sin curvatura
del jardín, sin
descomposición de factores,
aunque me quede sin mí, me rehúso
a quedarme sin la
sonatas número
dieciséis en do mayor, sin un fragmento de Rayuela
que está por escribirse, en otro lenguaje
quizás en binarios, como
dícese que Él habla
sin la reversibilidad de la naturaleza
de las dimensiones cuando suman cuatro.
donde se vence y no se convence,
rechazo ser alguien extraño
con el que te conformes fácilmente,
me niego, por duplicado a las buenas intenciones
de los isleños en otra latitud a la de Greenwich,
me niego a nacer o
sentirme nacido cuando
creo que Dios está enfermo y rechazo a morir
en cualquier aguacero, me rehúso a los consejos
con los que quieres que llegue a viejo,
rehúso también el abordaje y abordar
el tren que lleva a Anna Karenina con el
conde Wronsky o a la
profesora que llegó
a su funeral después de un corto viaje
me rehúso a re-usarme en los escritos
que no plasmen auténticamente la ilusión
de sentirme yo mismo,
me niego rotundamente
a morirme de contradicción prematura,
a ser un nonato en el
borde de la vía láctea
o un elegido en las manos de Mengele,
Videla, Pinochet, o
del autodenominado
con el nombre de uno de sus crímenes
me niego a perder la vida antes de morir,
rehusó la droga de
las promesas,
más de tres veces porque tu ya no estabas
en el efecto involuntario del latido
que no entiende de autocontroles.
...rotundamente tambien me niego a renunciar al deleite que producen tus creaciones que movilizan mis afectos, cuestionan mis paradigmas, refuerzan mis valores y sobre todo me develan el alma de su autor.
ResponderBorrary nos seguiremos negando.
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