lunes, 17 de abril de 2017

Esfera


Ni la muerte sin muerte,
ni la vida sin vida,
ni mi propia imagen incambiable 
en el rostro de todos los días,
modifican tu figura de trigo y vid
o tus manos derogadoras de la distancia,
un parpadeo de manzana de pronto irrumpe
la soltura naranja de la tarde.
Hacen hogar en mis ojos tus besos
y en tu pecho acierto un cobijo,
oh amor, desde toda la calma
tu voz rasga mis silencios,
es así como te reitera la tierra,
corren líquidos celestes,
la savia renuncia a las prendas,
se deshoja, muestra la trayectoria, 
por ti alcanzaron valor las palabras,
nada perturba tu esencia de mies
segado al alba de otoño,
desnuda eres el poema más inocente
que la garganta defiende,
zozobro en tu existencia,
que conjuga el tiempo
en caricias limpias, geológicas, 
la mínima esfera de energía
para la más transparente proeza.








   



 


 

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