lunes, 13 de mayo de 2013

Permanencia como especie


Han pasado trece años del siglo XXI y nuestro mundo cambia de una manera vertiginosa para bien de pocos y mal de muchos, por todos los rincones las naciones se desangran como si esto remediara o reconstituyera las relaciones entre los seres humanos, las conquistas sociales son sólo leyes; mejor dicho, escritos que plasman buenas intenciones, las brechas económicas se agigantan entre los pueblos, la globalización es un término que se usa para describir las relaciones de las multinacionales, con multimillonarios intereses en todos los aspectos de las relaciones humanas, comunicación, consumo, política, cultura, generando una desigualdad en el reparto de las riquezas sin precedente en la historia de la humanidad, globalización que le da a la Tierra el peor de los tratos que nunca antes sufriera,   nuestro planeta ha albergado a través de los tiempos  a muchas naciones, a líderes de diversa naturaleza con actitudes diferentes, pero cambió muy poco, esencialmente como humanos no nos alejamos del ego, de la soberbia, y del a mí que me importa, por más esfuerzo que hicieron y hacen los científicos por dotarnos de conocimientos para un mejor manejo del medio ambiente para nuestro beneficio como sociedad, dichos elementos cognitivos se han bifurcado, han derivado en pura teoría y en los intereses mediáticos que conllevan  en la contaminación de los mares, de los suelos, de la atmósfera, en la explotación irracional de los recursos naturales, al extremo que se tuvo que reconocer y explicitar en Estocolmo a modo de denuncia que para saciar el hambre de nuestro planeta sería necesario de siete planetas Tierra para revertir esta situación, esto solo en relación a una necesidad vital, que por supuesto no es la única ni la más importante, ¿y la vida?   
Hoy comparto y coincido con el profesor Karl Sagan en su reflexión plasmada en PALE BLUE DOT,  a raíz de la última foto de la Tierra que tomara el explorador Voyager, a miles de kilómetros de Plutón a su salida del sistema solar, aquella famosa y única foto en el espectro bidimensional donde se capta a nuestro planeta como un pequeño pixel color azul en una gran pantalla y que le hace expresar que “que no existen indicios que de fuera nadie vendrá a salvarnos de nosotros mismos y que tenemos la obligación moral de llevarnos como especie en mejores términos de lo que nos llevamos hasta ahoraCreo que es necesario tomar pronto y en serio la advertencia. -  ¿quizás sea muy tarde? -, Mientras hombres de ciencia  y nuestros literatos hurgan en sus conocimientos y en los de sus antecesores para convertirse en clásicos, de esos que las generaciones futuras puedan indagar para nutrirse y alcanzar  ser una mejor persona cualitativamente, en un primer paso y cuantitativamente luego, nuestro mundo agoniza casi al punto de quitarnos los sueños de permanencia como especie.

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