Ya no te perseguiré
alrededor de la mesa
para darte un beso,
ni despoblaré la
superficie de tus pieles,
no tendré más
guitarras acústicas
que hectáreas de
pulmones,
no leeré sobre
tallados pedestales
ni mi cama crujirá
tus lamentos en mis sueños
pase lo que pase a
donde vayas iré
mientras pueda mover
los dedos y los pies
mientras pueda oler
tu verde cabellera
tu estela seguiré.
Los árboles son
solidarios
¿y yo con ellos?
quizás indiferente
conmigo mismo
¿qué me asombra?
el caucho me hizo
de lo más salvaje,
qué puede importar
exportar selva muerta
y no hacer nada,
respirar veneno
y suspirar nostalgia
¿Qué me asombra?
Despreocupado
huelo nuestra
profusa arrogancia
sin sombra, sin
tregua.
Caoba, cedro,
Ishipingo, moena,
todos sabemos quiénes son
todos sentimos los
efectos.
Antes que te derriben
con su avidez y,
el cocalero y el maderero
silencien nuestras
vidas,
Caoba, cedro,
Ishipingo, moena,
y nuestro jardín
sea sólo un concepto
de infante
quiero anotar en
estas líneas,
la indiferencia del traficante.