Sobre las cuerdas del violín
danzan en vaivén los dedos
acariciando la melodía
que desgarra mi otoño
con el de Vivaldi.
Las hojas sopladas por el viento
amarillaron de frio
dejaron sin sombra la hamaca
que nos mecía en los tiempos
y yo oía enternecido,
ha pasado mucho desde entonces
tu rostro genuino
tu andar vagabundo
manos generosas,
sigue viviendo la vida,
como nuestra espera
perfumadita de anhelos
que no teme, que se
quiere
querer que tus palmas
siembren corazones llenos
futuros plenos
con el sol de fin de año
y el riego tendido, vivamos
otro milagro que gozan
los que creen y no
en la sombra que dará
las ramas verdecidas
del árbol que vio
nuestros días.
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