Si el mundo me privara
de mi propia reflexión
no alcanzaría orilla,
respaldarme un instante
protegerme seguido
distraerme en el remanso.
La cuenta, la
contraseña,
el nombre de usuario
representan exactamente
lo que soy para ellos.
Yo que no dejo de
aprender
me conocí en una estrella
en la corriente del rio,
del viento y el pensamiento.
Me reconocí en tus ojos
me llaman por mi
nombre
estanque, campo,
sembrío, cosecha,
me miré claramente
vuelo del colibrí
picoteo en caída libre
me busco en tus sueños
de quinceañera, en tus abrazos,
interminable sonrisa,
con esperanza, sin miedo o con él
mágicamente acurrucado,
me liberé en lecturas,
en los brazos de mi madre,
en la negación de mi representación
en el lenguaje corporal.
Me liberé otra vez
en pleno invierno
cargado de nubes de sortilegio,
encontré la alegría en
el vaivén de cola del
lobo
cuando olía mi regreso,
en el arrumaco del gato
en la canción que entono
en mi constante repulsa
a lo que tienes para mi
en tu plan siniestro y diestro.
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