domingo, 6 de abril de 2014

En este mundo claro nada es complicado

                                               





No sé si Neruda en Alturas de Machu Picchu

se inspiró en las ruinas o en la réplica

que tuvo a bien dejar Hiram Bingham

piedra sobre piedra, a Pablo le hablaron los espíritus

que no  pudieron llevarse a Yale University.

No sé, si las asambleas ordinarias y

extraordinarias  de la O.N.U.,  de los Lores y

de los Comunes, de los Congresos son útiles

o corresponden a un set de telenovela

escrita por la fantasía de los dioses

acicalados en uranio y pólvora.

No sé si The Beatles fueron contestatarios

al tiempo y a la sociedad en que vivieron,

o si su música correspondió a un negocio

premeditado para resolver la crisis nerviosa de la reina,

God save the queen and her system

porque  cuando hablaron de imaginar

un mundo diferente, se silenció a Jhon Lennon, a

J. F Kennedy, a Ghandi,  a Martin Luther King y a Ignacio Ellacuría.

No sé si Benedetti cuando estuvo en Atenas bebiendo ouzo

se provocaba alegrías ilusorias o en medio de la borrachera

descubrió acertadamente el modus operandi por dejar

sin evidencias históricas a las culturas saqueadas del mundo

y Lord Elgin fue una víctima más de la vorágine y su majestad.

No sé si los Sex Pistols creían en su propuesta o simplemente

eran sólo otras canciones más de desamor, no sé si más diminuto

es Andy Warhol o el pequeño Larousse en sus variadas versiones,

si los Ramones morirán de risa o morirán de pie.    

No sé si  Iron Maiden son pastores anglicanos

o si el consumo nos hace vender lo que sea

mientras se pueda vender y comprar

quitándonos ética, honestidad,  sensatez.

No sé si lo que escribo hace  o deshace,

me hace ser o no ser,  no sé si tiene pies o cabeza.

Pero algo tiene, corazón e indicios,

he ahí el detalle mi querido Sherlock Holmes.
    





  

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