jueves, 9 de enero de 2014

Energía renovadora



Cuánto amor tengo encriptado en el egoísmo.

Con cuánta asfixia lleno mis noches

de los clamores con que amanecen los días.

Cuántos testimonios de atropellos acopian las horas

y yo de espaldas, de prisa, en desgano y demoras,

avocado a ineficacias, abusos, crímenes y restos.

Cuanta humildad tengo encerrada en el orgullo

en la avaricia, en mi propia espesura, en mi almohada,

en la arrogancia con la que levanto la espada

y orquesto las oscilaciones de mi ser y estar.

Cuánta entrega  guardo en el mezquino mañana

donde se desvanecen los niños de nuestras entrañas,

donde las exigencias de nuestra incomprensión

nos ocupa de deficiente y vana satisfacción,

pero,  a pesar de lo que soy en la inercia de los tiempos

en la fuerza de las mazmorras de nuestras costumbres

en las oscuridades fortificadas de nuestras almas

en la voraz apetencia de nuestra carne,

hay energía renovadora en tu palabra, en tu ofrenda

en tu presencia, en tu amor, en tu bondad sinfín.




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