Cuánto
amor tengo encriptado en el egoísmo.
Con cuánta
asfixia lleno mis noches
de
los clamores con que amanecen los días.
Cuántos
testimonios de atropellos acopian las horas
y yo
de espaldas, de prisa, en desgano y demoras,
avocado
a ineficacias, abusos, crímenes y restos.
Cuanta
humildad tengo encerrada en el orgullo
en
la avaricia, en mi propia espesura, en mi almohada,
en
la arrogancia con la que levanto la espada
y
orquesto las oscilaciones de mi ser y estar.
Cuánta
entrega guardo en el mezquino mañana
donde
se desvanecen los niños de nuestras entrañas,
donde
las exigencias de nuestra incomprensión
nos
ocupa de deficiente y vana satisfacción,
pero,
a pesar de lo que soy en la inercia de
los tiempos
en
la fuerza de las mazmorras de nuestras costumbres
en
las oscuridades fortificadas de nuestras almas
en
la voraz apetencia de nuestra carne,
hay
energía renovadora en tu palabra, en tu ofrenda
en
tu presencia, en tu amor, en tu bondad sinfín.
Muy lindo este poema ... Saludos desde Estambul !!!
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