Hagamos el amor cuando despunte el día
al pie del monte y de la noche fría
en
medio de las doce piedras
donde se enredan las hiedras,
con todos los pueblos y su tierra
en opresión, a la mitad del desierto,
cuando nos toquen las campanas del
destierro
al sonar el blues y al no avistar el puerto,
cuando se cuenten las estrellas
y al buscar te encuentre en ellas,
hagámoslo, cuando vuelva el miedo,
cuando regrese infante
atravesando el bosque mentolado
al
calor de la casa aunque distante,
cuando el nunca, desaliento del inmundo
nos pise persistente los talones,
y las flechas apunten al latido
cuando el congénito pánico a la existencia
nos oculte la piel de la verdad, hagámoslo
cuando los vientos de guerra, la paz armada,
y el tiempo parezca largo,
la espera incierta,
y con el metal batido se fabriquen ídolos,
en el instante que los acordes nos vibren
cuando recuerdes y olvides, mientras
todavía vives
en los griteríos del insignificante en las plazas,
al aplacar la ira, al renunciar al castigo,
hagamos el amor, compartamos el trigo
que aún el tiempo está de nuestro lado,
aunque se vayan los años y nos cueste la
vida.
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