Pueda que quien llame
a tu puerta no sea nadie mas
que tú misma, apurada, agitada,
luego de sortear el ángulo partido,
luego de haberse negado,
mínima, despojada de un pedazo de cielo,

copiosa mano de tierra,
no sepultes tus ojos manantial
si quieres ojear los astros nocturnos,
y caber en los besos del labrador.
Pueda que quien te bese,
sea quien acercó su boca mil veces,
y te dío de beber las primeras luces,
con centellantes oberturas de pechos,
rostros, sonrisas, enredaste tus brazos,
para llevarme a tomar de tus labios,
sobre el universo ceñido, oscuro,
mira como derramamos sin agotarnos,
cada lluvia transpirada desde lo hombros
hasta el punto ausente de los hombres.
Ingeniosa estampa alborotada
tus poemas sobrepasan mis sentidos,
tus poemas sobrepasan la globalización,
y el viaje a las estrellas,
tus poemas sobrepasan el mundo,
sin sigilo, lapso cabal de vida,
cuando el mundo es media edad,
tus poemas son ríos, caminos,
luz, senos con tanto por dar,
cinturas que nunca se acaban
de definir pero vuelan,
hasta los espacios del amor,
musa de mi infancia
cuando sueñas y al hacerlo
te acercas inexorablemente
con tu barro a acariciar mi muerte.
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