miércoles, 20 de mayo de 2015

Gajo de amor



Un gajo de amor 

vestida de mujer

o de ostras tiernas 

o de rosa silvestre,

o de mano tendida 

como gotas sobre la sustancia,

el vasto verde y el inmenso océano.

De agua que limpia la mirada,

de sonrisa colmada de mansedumbre

de brazos extendidos de transigencia,

de pasos silenciosos que no sujetan palabras,

de una intacta mañana de besos áureos.

Un gajo de amor 

brincando sobre los objetos,
 
sobre la amanecida

de sangre que alimenta el desconsuelo

sobre la "oscuridad abajo" 

 sobre ese conjunto de agonías,

sobre ese débil corazón de cristal,

sobre la media noche solitaria.

Ese gajo de amor 

que no acepta el dolor

que contiene aceptar

lo que no debe de ser,

labios puestos sobre un chorro
 
congelante, sobre un sin fin 

de cuerpos sangrantes. 

Soy un gajo de amor

junto a otro gajo de amor,

que pilló el sol sobre la cama,

que no puede ni quiere

callar jamás, menos hoy,

soy un gajo de amor 

junto a otro cubierta de  mujer

de alas, de cielo, de origen,

con lápices en las manos

para firmar en la alborada

las iniciales de la gloria,

Amada ingente,

como el rayo que enciende,

calienta, despeja, pinta y suena el día,

Amada ingente

como la rosa cobalto inocente

que se libera de mi para ser de todos,

o de nadie, aunque es mi derrotero,

rumbo en mis venas,

gajo de chirimoya entre luces

entre nosotros, gajo de amor,

hemos dado todo por este pedacito,

mira mis ojos son alegres.
































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