
¿Pudiera haber un pizca aquí
resguardado de golpes y daños?
todo en la estancia huele a café gourmet,
Siempre, no es preciso que suceda,
pero de no ser así, hay tantas cosas
por decirse pero definiré una muy importate
quien sabe si para los dos.
No sé si mañana sea otra ocasión,
de no serlo, aprovecho hoy
para que escuches cuanto te quiero,
entretanto la luna me sonría
levantaré mis ojos para verte,
y con ellos a un escueto hombre
que te piensa con sus cuarenta y pico
de años, en la delgadez y sinceridad
de sus facciones azucardas,
algunas veces interno en un vuelo
de banda marina que grita su llanto
en altamar para no ser oida,
y otras, en risas que nos atan
al despertar mirandonos en la cama,
reías y lloraba, llorabas y reía
hasta que nos pusimos de acuerdo,
en ser la misma sangre, la que se extendía
a empujones en el medio del día,
cuidemonos de las palabras hermosas,
de tu gracia pálida y noble lucha,
entretanto puedas recibir en tu albergue
mi paso forastero de canillas y talones,
de recuerdos para recordar como los he vivido,
tantas veces que el ave fenix,
solo es una ave y yo un hombre
forzado a descubrirse una y mil veces,
inventando un sueño donde quepamos todos,
entre tanto bajo porque bajar debo,
con la mayor autoestima posible,
para explicarme lo que bien no he entendido,
llevo una fiebre tenaz, alzada hasta el delirio,
pero así y todo puedo decirte que te quiero
y no espero hasta mañana.
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