Había que aceptarlo y para hacerlo
el proceso tenía que ser muy lento,
tanto como la ciencia cuando se auto corrige,
sin perder detalle ni extraviarme en él,
nuevos resultados experimentales
y nuevas ideas resuelven viejos misterios,
entre los dedos el control remoto de los
afectos
mientras yo ahí anexando el presente
bajo cielos de lunas y soles
entre peripecias de sobre vivencia
la existencia de todo y todos,
había que estar orgulloso del modo
en que me sacaba de apuros,
doblegaba enfermedades,
de cómo me respondía la guitarra
la batería y algunos versos,
de mi amor en tiempos de comercio,
de mis medianos conocimientos diversos,
de mis amigas de prejuicios leves y
poéticos,
del brujo de la sonrisa fatal,
de los centímetros con que nos alejamos
del cosmos
y de los neutrinos
con los que nos bronceamos,
del vacío atento que habita en mí,
de mi celibato ad honoren,
de la mueca que semeja sonrisa
por una adversidad más,
la felicidad tiene que ser otra cosa
que calculo puede caber en este mundo.
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