No definitivamente no son los violines
ni las panderetas, ni mis negativas
ni las olas de nubes, ni las lejanías
ni el apoderamiento de los astros
ni las migrañas, ni el prematuro diciembre,
ni mi mundo fantástico.
Amor, hemos germinado
sin observarte, ni recordar
siquiera tu mirada en el cometa
que el sol se traga
hemos germinado
en medio de la danzante muerte
como si estuviera viva,
en latitudes contrarias,
en fragancias y hedores,
por pasados y por pasar
has reinado con ese hilo rojo
que nos tenía que juntar,
amor hemos germinado
enfrentando el temporal,
entre los montes, al filo del mar.
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