Reconozco la melodía que alguien más
escucha
a volumen alto por las inmediaciones,
el afligido círculo armónico
debe estar en la escala menor de SI,
mi temperamento es diferente
a la mañana que se regala con escaso sol,
viento frío y goteos sobre la avanzada
primavera,
comenzó adviento, este domingo
que extrañamente es el primero del mes
de diciembre, el último del año sensato.
En los ojos de la adivina se deshacen
del incienso con el que alguien nos
contamina,
los espejos donde me reflejaba horrible
se hallan lejos del camino a donde no
volveré vista atrás
ahora vivo lo que otros ven y viceversa.
Escuché historias complejas que las admití
como recibo la realidad sin escudriñar
si es verdadera o falsa, haciendo lo que
todos
hacen, viviendo por inercia y costumbre
ajena.
Vamos a cambiar la constante por la incógnita.
Ese héroe de tragedia griega que habita en
mí
no quiere marchar a ninguna guerra por
ninguna causa,
ese conquistador romano que me ocupa,
deja su legión, escudo, lanza y espada
por descargar
de la espalda la aflicción y andar más allá del fin,
ese hebreo con quien negocio mis miserias
quiere llegar sin dudas a su meta,
quiere encarar con júbilo la supervivencia,
ese pintor surrealista quiere hacer el amor
con ganas
aunque la vida se empeñe en descoincidirnos.
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