Se hace comprender con unas cuantas faltas
ortográficas
que por la premura del tiempo a veces son
necesarias,
más allá de esa calle que corre de oeste a
este
y que se traga incontables partes de atmósfera
como si la vida sirviera para el
experimento
se halla el jardín del encuentro, ese
pequeño espacio
donde el abovedado universo nos alumbra con
deseosos destellos,
ahí puedo verla ligera de prendas para el
calor que hace
tiene forma, peso, ocupa un lugar y gravita.
Mientras nos leemos percibimos el tiempo a
son de respuestas
para ninguna pregunta que se suelta en
silencios palpitantes,
quiero romper el hechizo de realidades
dudosas que atrapan
y más allá de admitirnos tal cual en el
reflejo nos descubramos
y paseemos los ojos sobre nuestras pieles
en pausadas caricias.
Pétalo sobre pétalo entre rosas blancas y
rojas .
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