jueves, 13 de febrero de 2014

Amaría







Mujer, hoy me advirtió la vida

en el café de tus ojos, en la calle

de los antojos donde el sol hace

los frutos, dora tu piel

desteje tus trenzas y

condensa tu alma, en el vigor

de tu cuerpo y de tu calma,

en la lealtad a los días en que andas



y bailas hasta que llega la luz

que te tuesta clara

que te deja niña

eclipsada de remanso,

tus sustos me resucitan


tenemos lo que merecemos

aquí y allá estamos buenos

no te preocupes de desgastarme

los labios, boca de zumo,

nos sobran motivos


aunque nada mas nos falte,

me diste tus llaves para ingresar

a tu huerto florido

y yo te doy esto

que es todo lo que tengo,

como el  sonar y resonar


del cercano mar

en los oídos del que sabe

escuchar.




































1 comentario:

  1. En los oídos del que sabe escuchar y leer entre líneas se puede sintonizar y descubrir el sutil regalo que aMaría hace el escritor, poema que nace de su inspiración y de su enamorado corazón. Aplausos al amor.

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