Mujer, hoy me advirtió la vida
en el café de tus ojos, en la calle
los frutos, dora tu piel
desteje tus trenzas y
condensa tu alma, en el vigor
de tu cuerpo y de tu calma,
en la lealtad a los días en que andas
y bailas hasta que llega la luz
que te tuesta clara
que te deja niña
eclipsada de remanso,
tus sustos me resucitan
tenemos lo que merecemos
aquí y allá estamos buenos
no te preocupes de desgastarme
los labios, boca de zumo,
nos sobran motivos
aunque nada mas nos falte,
me diste tus llaves para ingresar
a tu huerto florido
y yo te doy esto
que es todo lo que tengo,
como el sonar y resonar
del cercano mar
en los oídos del que sabe
escuchar.
En los oídos del que sabe escuchar y leer entre líneas se puede sintonizar y descubrir el sutil regalo que aMaría hace el escritor, poema que nace de su inspiración y de su enamorado corazón. Aplausos al amor.
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