Delineando las sombras
besa sus finos tobillos,
del extenso pavimento
en largas caminatas
detona y se ofrece
entre ramilletes,
morados gajos
pare berenjenas
para la esperada cena,
los árboles, la vida,
algarabía de pies escuetos
de infantes en recreo,
nadie nos contempla
en el crepúsculo,
de las manos juntas
donde arde una porción de sol
y sueña, a menudo sueña
conmigo, como yo con ella,
mi corazón sencillo
que en su docilidad se desdeña.
Los ojos extraviados
en lo ojos amados
condensan el amor en segundos,
hay que tomar el atajo
para subir la lomada
del Cristo que mira al pueblo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario