Mi tierra no es desierto
desde que eres flor,
deja un momento
ven siéntate aquí,
cubre tus profundos
luceros donde
revolotean las aves,
pero antes mira
como mis ojos
te entregan mi corazón,
dame tus manos
que se adhieran bien a mi,
relentes brazos en capullo
y falda de algodón,
el agua camina desnuda
en medio del jardín,
abeja mía dame tu miel
que no has olvidado,
juventud hermosa
a resonar en mi esencia
magra y silente
renaces en el tiempo
ni tuyo ni mío
en nuestros días.
Muy hermoso tu espacio
ResponderBorrarpara compartir tanta frescura
en palabras.
Gracias.
Bienvenida Paloma Alma libre como la mía, gracias por tu generosidad
BorrarHermoso poema Beto. Abrazos, Anna
ResponderBorrarAnna gracias por tu comentario y tu hermoso corazón capaz de ser libre
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