A los hermanos caídos y desaparecidos de América Latina
en el asunto de fronteras o límites
que al cabo es lo mismo
¿o será que nuestros hijos merecen
que la historia se repita varias veces?
comprendo que mi país últimamente,
desde allá hasta aquí
está acabado no le
falta nada
ni pobreza, ni indecencia,
ni traficantes, ni suicidas,
ni transnacionales, ni subdesarrollo,
están claramente demarcadas
y protegidas de cualquier malentendido.
y paso de procesión,
otros fueron los tiempos
de revueltas emancipadoras,
de uti posidetis.
Claro, aún poseo algo,
un extenso territorio
que se eleva sobre mi cabeza
hasta más allá de donde
quedaba el ozono por el día
y por la noche las
tres Marías.
Una ilusión al oeste,
las doscientas millas
fecundas
fuente de enriquecimiento
que no se sirve en nuestras mesas,
nuestros tratos, tratamientos y tratados.
Al sur ¿quedarán algunas heridas
algunas pretensiones imperiales
con sutileza de hermandad?
Ahí están los Parra, los Neruda, los Jara,
un estadio nacional espectral,
yo pisaré las calles
nuevamente
de lo que fue Santiago
ensangrentada…
Al sur este, un mismo lago
donde los patos hablan
donde todos los insectos
picaflores que llegan
hasta el sol
para beber su fuego y
llamear
las flores del mundo…
¿qué fue del Che, y qué de Espinal?
De los nevados andinos orientales
venas interminables
irrigan la selva
y alimentan la arteria que
hace retroceder al océano,
exuberante biodiversidad
refugio de no contactados
prófugos de un mundo indolente.
Al norte la esperanza no se atomiza
en el Qhapaq Ñan,
en los febriles sueños de América unida
aunque existan muros aislantes
no se apagará la luz
de la razón humana,
ni la fuente del
amor de donde brota el arte.
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