Puede secarme el sol
en el desierto
de tu silencio convulsivo,
de las altas montañas
donde el cielo parece
más importante que el océano
de tu travesía bajo mis párpados,
para abandonar el cosmos
en menuda y extensa excursión
por las noches que adoro,
como todo lo extraordinariamente
libre que hay en ti,
sencillas manos terrestres de frutas llenas
antes de nosotros, como el amor
solo hay que amarla tú y yo.
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