lunes, 11 de agosto de 2014

De pretéritos y muertos







Voy a mezclar oraciones con pellizcos

a veces el pretérito es tan bravo

que es capaz de dar batallas

después de muerto.

Remanentes de sal que los días

traen como aclaración.

El espejo roto en la pared

me descompone en pedazos,

y desnudo entiendo quien soy,

la piel que escondí con el calor,

las ramas del árbol en pie

sostienen el color y la confianza.

Yo no puedo protestar

si al buscar no encontré,

mas de lo que busqué,

sustancias y microbios,

pan en el mercado de los sacrificios,

criatura en carne viva,

que se rozan en la angostura

de los pasillos secos,

cerca, cercas de piedras,

por allí un cañón y la colmena 

de los paisajes yermos.

Ojos abiertos, blandos y sencillos

ellos no miran y callan,

se combinan con la ternura y el polvo,

contienda del universo.

Voy a pensar que todo está bien

que el veneno es la luz,

y la sombra mi cáncer,

huyo de mi, ya lo negué

sin que te niegue, 

conseguí el papel que no escribí

hoy el fin se viste de rey,

yo sé el uso mas secreto del jardín,


no perdí, ves que valiente soy, 

la garganta esquiva silencios y conexión,

las trizas conoces bien su rol 

sin forzar la realidad.




  





   





  





  

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