martes, 5 de agosto de 2014

Flor de la ojiva






En medio de las divisiones

una larga fila de espera,

el último no será el primero,


en el teatro de operaciones

hierbas aromáticas para el guiso,

algunos parques de aires no tan limpios,

griteríos de laderas de cielo,

esquinas de conversaciones solitarias,

¡ay! lobby`s,  ¡ay! espaldas, 

hay manos tomando su distancia,

¡ alarma! las abejas se acercan a la flor de la ojiva,

las renuncias están llenas de capullos de rosas,

escuelas sin ganas, cañaverales al destajo,

destilando arena, respirando por la llaga.

Mercadillos de papas de níquel,

estoy aquí otra vez a la orillita,

las uvas están verdes, 

esos secretos que sé nunca los vas a contar,

revolotean moscas sin escala ni miedo.


Las potencias hegemonicas tiene la forma de mi manía

y guardan los fracciones de los corazones partidos,

sanatorios donde nadie se sana pero paga


para creer que lo hace en el vistazo 

de los hombres que se sienten solos,

un pueblo de cosas que son polvo y ceniza,

deja que la luna por la noche te toque un poco,

abriendo prisiones para la tierra misma,

mi barco en alta mar a veces quiere encallar,

¿demasiado tarde para Dios?

¿demasiado temprano para el hombre?

propuestas de repulsión siempre remozadas,

no hay versos para la mayor gloria del humano,

solo una canción muda y sorda,

un tanto criolla con su savia andina,

tardes de yuxtaposición y cruces abrazadas,

regresar a la época de los lugares comunes,

sin pisar las calles privadas,

camina, si puedes apresúrate hasta que duela la piel,

¿dime que tengo que hacer?

cuando la lucesilla ilumina los sueños rotos.

   
















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