Si, este tu peruanito,
te ama, sin mas que sentir, lo hace,
cuando el silencio está inerte,
y el fino cristal llueve de madrugada.
Extiendo mis brazos
para recibir tu apremio,
nunca mas oportuno, jamás tan necesario,
mi extremo primaveral que puede ser otoño
cobrizo, floreciente, maracuyá
te dibuja, te escribe, te acepta,
luz de mis profundos proyectos,
un trazo tuyo bastará en las olas,
en lo improvisto, en la inmersión.
Quiero tu azulado mar,
imagen de mis sueños,
tus besos de tierra,
en mis pasos de hombre,
démosle sentido al universo,
Ojos en los pies apenas sumergidos
en el esplendor poniente,
o en la breve niñez,
tus manos de pulpa de chirimoya,
tus cabellos circulantes reducidos.
Veo arder en el manantial
transparente, intacto,
tu talle de lumbre, de brasas,
entre tanta vida ninguna traslada tus latidos,
ni tu mirada de sazón.
De la totalidad eres una
y concisa fuente que irriga mi vida,
hoy, desde temprano y para siempre,
navego, marinero de tus aguas
ordenadas en femenino.
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