domingo, 28 de diciembre de 2014

El relámpago de tu vida


Mis manos no te encarcelan


y las tuyas me liberan


con el relámpago de tu vida.


Hoy no sé si es domingo,


aunque eres mañana


asomando por la ventana,

con el cielo y el sol desprendido.

Tus ojos penetraron,

sin que los ilustrara


y hallé un lugar donde el salario


no es el temor, ni el usuario

un poeta descarnado,

donde el origen quedó sin titubeos.

Los relojes no marcaron nuestros pulsos,


ni la salobridad cubrió los cuerpos.


Hicimos un espacio donde habita


la hogaza sin zozobra,

 somos el jugo de la vid

destilada gota a gota

sin atenuantes ni ocasos.





















































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