El cuarto del doceavo mes.
Todo lo de antes fue desvaneciéndose,
por entre las extremidades amplias
y el calor de nuestra pira,
entre los sueños, que sueñan conmigo.
No hay quien detenga
esto es cierto, pero sigue soñando,
el porvenir, vendrá con huellas azules,
y abundante miel, las papas fritas
languidecen por el ultra violeta.
Nadie puede suspender el flujo del alba,
ni estancar el caudal de tus besos,
tampoco apagar la luz rosada de tus mamas,
y ocultar el perfil de la luna en tus nalgas.
Tú eres mujer y yo hombre sabiéndonos amados,
dejemos que los cuerpos hablen
el verbo para el que fueron formados,
con el tacto de tus entrañas,
temblor en el instante que sucede.
resplandor húmedo, silencio verde,
luz escarpada en tu vista.
El firmamento, contraste de tu talle,
cierra sobre ti sus flancos,
traspones la espesura del cosmos
con un destello de tu esencia azul,
porque tú siendo como eres,
sueltas al amor desde tu ojos
e ionizas el prestigio de la naturaleza.
Amo, tu presente natural,
tu piel de cerámica cocida,
tus dedos de manantial,
tu boca rebosada de entusiasmo.
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