La luz se curvó al ver tu resplandor,
al que llamo tus ojos,
en articulaciones sigilosas de un idioma
excepcional me despiertas,
eres claridad rebosando cada vacío
con el que voy tropezando,
en tus manos me donas
el sonido vivo del mar,
por tu favor, habita eclipsado
en mi cuerpo la ardua fragancia
que se elevó del suelo.
huesos es como te amo,
sin conocer por donde o con que,
próxima, congénita, sin dudas, ni suficiencias,
distinguiendo, en la traslúcida gruta del torso,
de donde fluye el testimonio de paz,
en estallidos encarnados de sal es como
conseguimos ser los supervivientes,
del no soy ni eres de diferente proceder,
ni nos declaramos culpables,
por tener que vernos por los poros,
y sudar por los ojos hambrientos
de los sueños cerrados
donde no perdimos por no hacernos daño.
Con los ojos hambrientos, voy tropezando en tus letras. Preciosos versos que se encadenan, unos a otros con fineza. Gracias por tu aportación literaria.
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