Resplandeciente rosa roja
resuelta en el huerto del augurio,
atractiva viajera sideral
floreciente eterna,
como las olas de la abundancia,
ahora en este instante
tu te has reconocido
en los recovecos de mis besos,
ambos, ternura mía acuñamos
el silencio ligado desde el principio,
tengo sed de tus labios,
de tu boca perfectamente humedecida,
de la palabras que desteje la noche,
de la correspondencia de mi ojeada,
de tus manos perenne manantial
del amanecer de tu piel
del aroma de tu suspiro
tengo sed de la luz de tu sonrisa,
de tu generosidad íntegra.
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