lunes, 22 de junio de 2015

A ti me dirijo




 Cómo no nombrarte, si es tuyo

hasta el secreto de mi voz,

aquel que me hace

bienaventurado en tono vivaz,

en lectura silenciosa.

Te llamaría para oir mi propia voz

solo si me oyeras para oirnos

a ti me dirijo,  escuchándome
 
con cierto contento, por el primer

y simple suspiro de mí,

miradita de café silencioso,

que transita estas lineas

en el tren para la capital,

con sus pies de niña colorida,

que atesora escaparse

de los pixeles y el teclado,

para escabullirse detras 

de una desconcertante mezcla

de sencillez y oportunidad

para no conversar a solas,

ni hacer uso abundante

de la economía de palabras.

Según el rumbo que quieras

en el tren, en las lineas, en el coloquio,

vas poniedo inmediato

ese cutis que me reivindica,

si deseas decir algo dilo

te esperaba querida, yo, y

el asunto que no nos quita el sueño

sino, nos lo devuelve despiertos

ven di algo, demuestra de qué estás 

bien constituida, haz que tus gestos

se dibujen en estas lineas

para escucharnos se precisan,

y luego si hay tiempo

vamos por los frutales del jardín interno.






                                                                          








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