
Amor, amor
vamos a despegar
los píes del suelo,
sí tú no me enseñas
a moler el trigo
de las últimas horas
del atardecer,
y a ocultarme
en el orgullo de una sombra
con el azul noctámbulo,
enséñame a ser tan simple
como tus manos desnudas
sobre tu cuerpo
calzada de manzana,

será por fin algo nuestro,
algo realmente nuestro,
sí me enseñas
a existir donde sea,
a saber que vivir es amar
vuelo, sonido, calor
aliento con acento
a la piel del momento,
guitarra de voz resistente
donde se repara todo,
detalle a detalle,
¿cómo cambiarte por el cielo?

con todo y sus luceros,
con la inesperada tristeza,
y el temblor de ira en los labios,
enseñame a ser
la huella fresca
de una noche de ojos abiertos,
despojada túnica de luna
indómita, sobre un mundo
en estado de continua depredación,
enseñame a ser sosiego
entre tus brazos de madre selva,
y a albergar tu imágen,

a tener tu boca de sangre
hasta que nazca el día,
y duela el doble,
enséñame a amarte
como nadie lo ha hecho.
Tu poema me encuentra ...
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