miércoles, 3 de junio de 2015

Cajita musical



Esta noche acaba de llegar,

y no usó la puerta de ingreso

sino el asombro 

de mis ojos crucificados

en la mirada de la pastorcilla 


montada en una caja de música

en cuya sonata hay una cuerda rota

y la luna entera asomando por el este,

somos dos aeronautas colgados

del firmamento, 

con las pupilas acostumbradas 

a la vastedad infraroja.

El reloj hace danzar 

a un batracio amarillo

en un teatro de títeres 

con osamenta.

En la pared una persona árbol

con brotes en los dedos

y yo necesitado de tu entrada,

de tus palabras, de tus filamentos,

otra persona armario descolorida

con cajoncillos saliéndole del abdomen

y yo sediento 

del eco acuático de tus pies.

Ávido de tu risa 

que ilustra el fin de los tiempos,

que inmoviliza una catástrofe,

un hombre rompecabezas

esparciéndose en el aire a pedazos

tardando en perder la alineación,

y yo fascinado de las mariposas

que liberas desde tus entrañas

por la discreción de tu boca.

Como disfruto de la escena realista,

tus manos de siegas y vendimias,

con uñas tenaces de roca lívida 

y piel de oliva extra virgen

aquella que abunda en belleza

como relámpago sobre el oceano.










Gracias a CP por la foto.


 


























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