viernes, 9 de mayo de 2014

Amistades



Me envuelve con su alma blanca,

nada más exige el deseo expreso

de sus ojos claros,

danza de gloria

del mismo germen,

nada más quiero

que este encuentro

ralentizado y preciso

entre las bocas,

me perfila una sonrisa

y abrasa con ensueño,

no es ni la primera

ni la última hora del día,

ni matorral de antifaces,

marejada de entusiasmo

coloquio de formas confesas

estación de curvas y declines

silencio obediente   

mora  afuera y dentro,

a veces o casi siempre

la fraternidad radica en ocultar,

en honrar la brevedad del otro

en aceptar que es así como precisa,

tal vez cubrirlo con nuestras reservas,

consentir que ella nos envuelva

o nos devuelva

a la danza de los anillos.

No siempre se puede consolidar

una buena amistad

con el mutismo oportuno

pero puede ayudar

a apreciarnos como somos.

 




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