Mi corazón tiene la forma
de un largo viaje de regreso,
alarido descolorido que puso
en pie la montaña,
del espanto de los
ojos despiertos,
raquídea deducción de vaticinios,
a duras penas se siente joven
no quiere mundo ni dueño
solo libertad y amor humano
le falta el concepto de clásicos de Borges,
ave migratoria por la ciudad de Caral
por el hechizo del vocablo
y lo alcanzan los vientos paracas
ante la contienda entre el sol y
todos los seres vivos,
tiene un ánimo a prueba
de desencantos y nostalgias
se siente con la obligación
de hastío o de rencor,
sin extraviar la
saludable costumbre
de la esperanza, no dijo nada
y también lo agradecí,
no podrá reclamar
allí todos los aspectos se almacenan
tupidamente tejidos en una sola
expresión algebraica excitada de avance,
que percibe la verdad
de las cosas erradas ,
si cada caleta tuviera mar
y en ella una sirena sin luna
sin embargo la noche es interminable,
donde la superficie es evitada
vuelo mezclado de amor y arena,
la nada se despeña entre los dedos
de un niño que se escurre raudo
en los filos eternos del barro
donde suenan las trompetas,
no son los pájaros y ni de ellos viene
la oscura fiebre del oasis
en la nube de neón iluminada,
porque la forma de mi corazón canta
y no vuelven golondrinas
y se cubre de aguay manto
cuando retornas, canto, lejos del balcón.
Al quedarse solo con
su forma
me agrieta tus once meses y dos días
Sangra por el costado y de retardo
cuando tu mirada que no es una,
son dos paredes.
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