Gota a gota se desprende enero
y febrero llega con el brinco que no atinamos,
con la vida misma resguardándose,
pero con ganas de ser descubierta,
sin conocer que nos vamos hallando,
sin saber que juntamos el mar y el fuego.
Nos servimos en mates burilados
manos de artesanos, tuya y mía,
alcanzados por rostros, aromas, días,
que nosotros mismos repujamos,
de lo que fuimos recordando
de lo que fuimos sintiendo,
no fue sin previo indicio
que la tierra preparaba amor
en los cantones de tu alma,
desde antes que sonaran las cuerdas
sobre la piel breve y convincente,
concedida y admitida,
oh cariño, oh ternura,
flor humedecida por las lunas
invernales y el sol de medio día,
efervescencia labrada en greda,
sobre la palma extendida,
vivamos ilógicamente
para deshacer lo perenne,
para alcanzar lo que está
a la mano y es nuestro,