jueves, 22 de enero de 2015

La música de la vida




En mi escueto mundo

de cortos hechos,

memorizo las mejores cosas

en el ámbito de la nostalgia 

para luego recordarlas

despacito y con ternura.

En este caso el viento

no empuja ofertas,

ir para adelante resulta difícil,


y para atrás imposible.

Alentado levanto la mirada al cielo

sin nubes me da un vistazo despreocupado,

una sencilla cuerdita me sujeta

como si fuera un poderosa cadena,

los ojos arden por la intensa claridad,

solo los abro, cuando huelo

el aroma de las cimas de las hortensias

cuando escucho el aleteo azul de sus párpados,

yo le llamo mi lago, aunque alcen vuelo,

reflejando la blanca desnudez de la luna,

y el brillo de cuantas estrellas,

bato mis palmas encantado

ante el paisaje inexplicable.

Pero hay que estar en silencio

para absorber todo el resplandor 

salvaje de la noche,

para oír la música de la vida,

amo el instante que vivo,

aunque no tengo la verdad, la tengo. 



  




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