Decir que está lejos
es el modo de no alcanzarlo,
y yo te cojo siempre
a pulso de zamacueca
junto al río, al labio de la noche,
entre las manos abiertas y neófitas,
sin predicción ni escape,
desnudándonos sin quitarnos el atuendo,
ni las caretas de hombre y de mujer,
rostros de qué mineral de qué charco
crepitando los enigmas acentuados,
posponiendo cualquier olvido simultáneo,
todo está próximo, yo mismo comienzo a estarlo,
atado al último confín anaranjado
he quedado suspendido en una alucinación
en el pómulo del insomnio del destino,
todo y nada es tan preciso
en la superficie de la intuición,
ahora tengo data
para nacer otra vez..