Recostado al barlovento
lanzo un aparejo de canciones
a tu mirada cósmica,
de sustento recojo
todos tus lenguajes.
Sabes que soy libre
dócilmente franco
y tu eres parte necesaria
de mi libertad,
de tu vigor parten
las sublevaciones,
allí se extiende y se incendia la tarde.
¡Trovador, haz nubes copiosas
de nuestros corazones
para llover en los labrantíos!
y sobre las espigas rosadas,
por el color, estos versos
son tuyos como el amor
que en ellos hay.
¡Conviérteme, bardo,
en una abeja
quiero volar hacia la flor,
posarme en ella,
tomar su néctar
y hacernos miel,
piel cabalgando
sobre la certeza.
poeta, de los ojos ausentes
tus versos vienen
de lo que deja el oleaje,
estás en el momento
en que tú y tu chalana
es solo la mar
de los eternos inicios,
agita tus ojos de cielo,
y deja que las gaviotas
agujereen los tempranos luceros
que fosforecen como mi esencia
cuando te amo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario