Hay cosas que no se pueden
postergar, rectificar, abolir.
Que las flores te lleguen
todas las mañanas
por las graderías del agua
todo aquí huele
a muchas ganas de vivir
estrépito y alborozo
salerosa estampa de media edad,
de vida cabal por los reinos
del inescrutable mundo.
Mis
ojos del dos mil catorce
se astillan con partículas del firmamento
bendito flujo del mañana
ángulos de amor exasperado
no preguntes nada
en la brevedad del día,
y por las noches que tu pulso
alcance el descanso,
hechizo invariable de los sueños
diluyendo la nostalgia,
viento acuatizado, tu agua corre,
los gemidos anticipan
el sonoro aleteo de la utopía,
fueron tres sobre mis manos
si te vino el amor
no bebas definiciones,
ni te detengas en detalles,
en saludar las horas que pasaron,
otra vez parecen cortos estos años,
sin adquirir el poder de envejecer
tremendamente ciertas cosas,
la calma donde descansas prístina
donde yo abro mis escalofríos,
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