jueves, 31 de julio de 2014

Acordes y algo mas






Los acordes se soltaban

uno tras otro, de un cautiverio

de tiempos áridos y anhelos perentorios,

esparciéndose en el aire a pedazos,

flotando, impactando antes de caer,

algunas gotas febriles de finales de julio

reducían la pieza donde empecé a soñar,

las triadas mayores se entretejen con las menores

sin llegar a ser la trenza francesa

que  estira la piel del rostro

mostrando un fragmento de la mañana,

¿que impide que puedas verme

mientras el resplandor desdibujaba tu perfil?

Pero cuando suenan los menores,

un terremoto estático separa  la tarde del día,

la misma calle que va, viene,

dejando un retablo de buganvilias, 

un ir encogiéndose de hombros

y un retorno inodoro, con las figuras

del campo sobre el cielo,

ahí viene una séptima que baja por las escaleras

cansada de la orilla donde duerme la vida,

con un ritmo que sin ser africano, tampoco es andino,

hay una negra con corcheas y algunos silencios de ella,

hay dos negras, una blanca,  buscando su destino.










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