¿Qué itinerario me sacó
de la última desgracia,
me llevó hacia el futuro
e hizo que el dolor
Cuando estés preparada,
llegaré
con juncos y mangles
cuando los violines repitan el sí
por lo menos un par de veces
para retener el sol en tus manos
y seamos un acorde que vibre
en el más tenaz silencio.
Llegaré,
cuando llegue la luna nueva
y nadie vea mi llegar,
y las lacinias corten fino los vientos,
cuando los cajones afroperuanos
ritmen con las olas del mar
y los demás despierten de sus escombros.
Llegaré
oveja mansa trasquilada
pero oveja al fin,
cuando regrese de tanto regresar
y las mozas besen en quechua,
cuando hoy, no sea siempre ni todavía,
en el equinoccio de las sin razones
o de nuestros cromosomas
y piense en la ciudad natal.
Llegaré
y los crepúsculos demasiado breves,
cuando los clones cambien su destino
y los elefantes oráculos entre palmeras,
cuando la torre Eiffel llegue a la bastilla
y Buñuel vaya al bar con Dalí de los cajones,
cuando me sienta enlodado y llovido.
llegaré
en un coche, ni prototipo, ni masivo
mis ojos están
abiertos al aire frio,
sin triásico, sin ojos que lo vean,
¿sabes cuándo el agua no suena
y la miel endulza más?
Es en tu boca de flor sin colibrí.
Llegaré
en un cantarillo de barro con chicha,
en un rocoto relleno de queso y amor
bajando por las montañas heladas
entre la luz y la sombra,
siempre al son que tocan,
las papas, perfumadas y limpias
cocidas, enterradas bajo piedras.
Llegaré
Quizás llegando con llegar perenne
naranjas, mandarinas, limones
tus pechos blancos que chocas
entre desórdenes muy occidentales,
tráeme y llegaré puntual al tú esencial.
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