Desde luego que es una fortuna
llevar conmigo la esperanza.
Habernos encontrado en el vértice
sin que sobrevenga una colisión.
Esta mañana se abrió
no solo con motores sin norte,
la brisa auroral me devolvió tu nombre.
Que el clavicordio barroco
dure más que mis alas,
que las voces gregorianas
nos animen las cantigas,
libertad en las voces
de cuerdas tensas,
permiso para colocar
en esta avalancha de afectos un tú.
Quiero ser el contrapunto rítmico
no de los ecos que la calle vomita
si no del pasos frescos compañeros,
aunque mis ojos no te vean
mi corazón confía
otro regalo de la vida,
amo mucho al niño
que desbarató el devaneo
entre la tristeza y el hastío
y me anticipó el olvido,
mi mano se lleva
por un flamenco despintado
Debajo de las multiplicaciones
hay una canasta de junco
y dentro nuestro pan,
es una fortuna tener
ese fluido de tiempo
que no exige promesas
quiero ver la ilusión
que por las noches
obstruyen tus parpados.
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